La prevalencia creciente de este problema de salud mental, sobre todo en menores y adolescentes, ha llevado a la OMS a establecer unos criterios de diagnóstico para poder determinar exactamente su impacto, definiendo la adicción a los videojuegos y pantallas como un patrón de comportamiento persistente y recurrente en el que la persona:
✔Pierde el control sobre el juego: No puede regular la frecuencia, intensidad o duración del juego.
✔Anteponer el juego sobre otras actividades: Descuidando estudios, trabajo, relaciones o bienestar personal.
✔Escala a más a pesar de las consecuencias negativas: va a más aunque le ocasione múltiples problemas.
Las siguientes características de los medios audiovisuales los hacen más tentadores y peligrosos:
El lenguaje audiovisual es muy sugestivo; se basa en una estimulación llamativa y constante para envolverte en una fantasía que secuestra tu atención, que alimenta un cerebro pasivo meramente reactivo, pero nunca proactivo, y moldea tu percepción por condicionamiento asociando significados. Esto es, conlleva mensajes implícitos como que matar es divertido, pues no olvidemos que los videojuegos fueron un desarrollo de las inversiones en investigación para defensa, sirviendo en el entrenamiento militar para reducir la empatía en combate.
Está diseñado para mostrase muy atractivo por medio de una respuesta inmediata que resulta gratificante, lo que es muy adictivo porque puedes obtener cosas que en la realidad no podrías, dando rienda suelta a tus impulsos más básicos y de forma inmediata. Vende satisfacción instantánea. Esto puede traducirse en una disminución de la tolerancia a la frustración y un debilitamiento de la capacidad de esfuerzo sostenido en la vida real, dificultando el desarrollo de la capacidad de atención activa sostenida en el tiempo y de auto-regulación.
Crea un limbo de realidad que ha sido diseñado con unos grupos inversores detrás. Aporta mayor sensación de realidad a lo que no es real y menor sensación de realidad en lo que sí es real. Provoca la sensación de estar en contacto social y de compañía (de no estar en aislamiento social) pero es un contacto muy desvirtuado. Genera un medio paralelo a la realidad en el que escapar a los límites físicos, a las consecuencias de tus actos o poder evadirte. Esto sumado al frecuente anonimato puede provocar una desinhibición y exaltación de los impulsos primarios, como la agresividad, la hipersexualización o incluso conductas delictivas. En este contexto, la línea entre lo virtual y la realidad puede volverse difusa, afectando la percepción y los valores personales.
Sin ánimo de ser exhaustiva, el uso excesivo de pantallas puede manifestarse principalmente en las siguientes FORMAS:
🕹 Adicción a los videojuegos: La persona sustituye el contacto social real por el mundo virtual. Puede perder la noción del tiempo y experimentar cambios de humor cuando no juega.
📱 Adicción a redes sociales: Se trata de una dependencia emocional de la validación externa (likes, comentarios, seguidores), que resulta en una autoestima dependiente del me gusta y de la popularidad. La persona se enfoca más en la imagen que proyecta que en su desarrollo personal, cuando puede encontrarse en un momento crítico de su desarrollo.
🎰 Adicción a apuestas online: Se da una sensación de irrealidad y pérdida de control, lo que facilita la ludopatía, especialmente en adolescentes.
Y este uso excesivo AFECTA no solo a la salud mental a largo plazo, sino también al desarrollo especialmente en menores y adolescentes:
🧠 Dificultades cognitivas: Se empobrece la capacidad de atención, memoria y concentración, y se da una distorsión o pérdida de contacto con la realidad. También se recibe un condicionamiento que adiestra la percepción a través de los sentidos y del sistema nervioso, haciéndolo dependiente de una estimulación llamativa y constante, y acostumbrándolo a determinadas asociaciones y a filtrar o leer la realidad de una determinada manera.
😞 Problemas emocionales: Se usa como escape emocional, reforzando la dañina estrategia de la evitación que provoca una falta de maduración emocional al no hacerse cargo de emociones y encauzarlas impidiendo el desarrollo de habilidades para gestionar el estrés o la frustración.
👥 Afectación social: Las interacciones cara a cara disminuyen, afectando la capacidad de establecer relaciones saludables y de desarrollar habilidades sociales. En menores y adolescentes, cuando el mediador con la realidad debería ser un agente educativo, las pantallas se convierten en el mediador con la realidad, con una intención no educativa.
🏃 Impacto en la salud física: Pasar muchas horas frente a una pantalla impide realizar otras actividades fundamentales para el desarrollo, como practicar deporte, pasar tiempo en el exterior, cultivar otras aficiones, y además la falta de control del uso de pantallas altera los horarios y los ritmos de comidas y sueño.
Factores predisponentes y el círculo vicioso de la adicción
El uso excesivo de pantallas y videojuegos suele estar relacionado con ciertos factores de vulnerabilidad que, a su vez, se refuerzan en un círculo vicioso difícil de romper:
✔️ Dificultades sociales y aislamiento: La tendencia a encerrarse en sí mismo predispone a refugiarse en el mundo virtual, y paralelamente cuanto más tiempo se pasa en estos entornos, más se debilitan las habilidades sociales y la capacidad de conexión con la vida real, y más se va aislando la persona.
✔️ Cambios de ánimo y pérdida de intereses: Muchas personas recurren a la tecnología para llenar un vacío emocional o como respuesta a la carencia de alicientes en su vida. Sin embargo con el tiempo esto agrava su sensación de vacío y desánimo, al disminuir el interés por antiguas aficiones y puede provocar estados depresivos.
✔️ Ansiedad y necesidad de distracción constante: Las pantallas pueden ser utilizadas como un distractor para quienes experimentan ansiedad o estrés, pero al mismo tiempo la dependencia que provoca el volcarte en las pantallas agrava la ansiedad.
¿Cómo protegerse de la adicción a las pantallas?
La clave está en regular el uso de la tecnología desde la infancia y fomentar un estilo de vida equilibrado. Algunas estrategias efectivas son:
✅ Establecer horarios y límites: Reducir el tiempo de pantalla y priorizar actividades offline.
✅ Fomentar actividades variadas: Deportes, arte, música o cualquier hobby que estimule otras áreas del cerebro.
✅ Promover el autocontrol y la auto-regulación emocional: La meditación, el mindfulness y la autoobservación ayudan a ser más consciente del propio comportamiento.
✅ Crear hábitos saludables: Una rutina equilibrada con ejercicio, descanso adecuado y relaciones sociales en persona previene el uso excesivo de pantallas.
Los videojuegos, las redes sociales y las pantallas en general son herramientas útiles no dañinas cuando su uso está regulado por una consciencia con autodirección.
Si sientes que la tecnología está afectando tu bienestar o el de alguien cercano, buscar ayuda psicológica es el primer paso para recuperar el equilibrio. Como psicóloga en Ponferrada y El Bierzo, puedo ayudarte a desarrollar estrategias para un uso saludable de la tecnología y mejorar tu calidad de vida.
Ver entrevista sobre el tema aquí: https://www.youtube.com/watch?v=zm8ChRqEORA&t=28s