El Círculo Vicioso de la Culpa y la Vergüenza
Nos cuesta mirar lo que viene a enseñarnos un error, por el coste y el dolor que conllevó. No queriendo aceptar ese coste y llevar a cabo el duelo, no estamos aceptando el error.
Sin embargo, dejar de repetir cayendo en lo mismo, requiere no victimizarse ni culparse.
La Culpa: El Mensaje Implícito de la No Aceptación
Como decía Jung “Lo que niegas te persigue; lo que aceptas te trasforma.”
La culpa y la vergüenza, que se dan a menudo tratando de compensar un error que vemos como inadmisible, implican dos negaciones fundamentales para nuestro desarrollo:
- Negación de la necesidad del error: Implica el no reconocer que el fallo es una etapa inherente al aprendizaje y que fue necesario, a pesar del dolor que conllevó.
- Negación de tu valía en tu camino de evolución: Su mensaje implícito es que no tenía que haber pasado, como si las personas naciéramos perfectas, o si no somos perfectas no somos dignas.
Para ilustrar lo absurdo de este juicio, plantéate: ¿Tendría sentido que te culpabilizaras por caerte cuando de bebé estabas aprendiendo a andar? ¿Tendría sentido que te hubieras parado entonces a sobre-racionalizar, o que permitieras que te dijeran que eres un/a inútil, débil o que “no puedes”?
El tropiezo era una necesidad para que el cuerpo generara conciencia de su funcionamiento en el espacio.
Por Qué el Error SÍ Tenía que Darse
El error se hace necesario hasta que se comprende.
Sólo el ser humano que comete errores puede comprender qué es ser humano. El error no es una condena, sino una información valiosa para la conciencia para que el tropiezo no sea en vano. Nos ayuda a conocer el funcionamiento de nuestros «vehículos» (cuerpo, emoción, mente) y a realizar ajustes.
Toda experiencia, incluso la dolorosa, es buena para la conciencia. Solo una conciencia realista (que incluye los errores) permite la transformación y el crecimiento personal. Las personas aún tenemos mucho que dar sobre cualquier tropiezo, porque aún no estamos cumplidas. Piénsalo por un momento: el perfeccionamiento constante implica conocer profundamente la imperfección.
Dejar de Racionalizar para Empezar a Comprender (El Salto de Conciencia)
Entender la simple lógica no es lo mismo que comprender a un nivel profundo y generar una conciencia de ello. Sólo cuando se da una verdadera comprensión deja de ser necesario seguir repitiendo el mismo error.
Entender: Una Coartada para Seguir Igual
Hablamos de entender cuando empleamos una mirada meramente analítica y racionalizamos algo. Cuando decimos «entiendo mi problema», a menudo solo lo hemos asimilado a un nivel superficial, en la teoría, pero no lo tenemos integrado.
El entender, atiende a una lógica que, por ejemplo, justifica una conducta en base a un diagnóstico. Al quedarse en la superficie, proporciona con frecuencia la coartada perfecta para seguir haciendo lo mismo. Es una defensa de nuestra mente que nos permite sentir que tenemos el control sin haber mirado honestamente el error con lo que conllevó, transitando el dolor por el coste que supuso.
La Comprensión: Aceptación con Dolor y Transformación
Mientras que el entendimiento se queda en la cabeza, la Comprensión (La Evolución de la Conciencia) va más allá:
Implica ACEPTACIÓN con el DOLOR que conlleva. Es decir, es valorar el error, toda la experiencia y la experimentación de opciones necesariamente con errores. Se trata de integrar la lección de vida.
Alcanzar a ver puede ser doloroso por la cantidad de información que se está dispuesto a acomodar, al igual que la luz también puede deslumbrar y eso duele.
Dejar que entre esto en uno, abrirse a la información completa incluyendo lo doloroso, brinda el que las cosas se comprendan plenamente al vivirlas auténticamente, cuando van sobre la piel. Lo que el cuerpo no siente, conocimiento que no hace suyo en realidad. Sólo se madura por haber vivido; sólo se madura lo que se ha vivido de verdad. Y esto es abrirle el corazón y hacerle un sitio porque todo tiene su momento y su lugar.
Tres Pasos para Cerrar Ciclos de Repetición y Madurar la Lección
En el camino para cerrar el ciclo de repeticiones no hay un atajo, sino un proceso que requiere sentirlo, vivirlo y darle su justo lugar, su reconocimiento de la evolución que trae. Este proceso podemos dividirlo en 3 fases:
1. Aceptación y Comprensión de que el Error Tenía que Darse
Comprender por qué el error fue necesario con el dolor que conllevó hace que no sea en vano. Este es el primer paso de humildad y dignidad. Nos ayuda a pasar de la mentalidad de «no tenía que haber pasado» a «¿Qué me viene este error a enseñar?».
2. Dar Espacio a la Emoción (Duelo)
No se puede dejar ir sin hacer «duelo», sin dolor. La experiencia indica que no hay crecimiento sin la incomodidad o el dolor inherente al paso de ciclo (como el parto o romper el cascarón). Es necesario a través de la Gestión Emocional, en vez de evitar o reprimir, permitir que la emoción vaya fluyendo y no se quede estancada como resentimiento.
3. Despedir: Del Resentimiento al Agradecimiento
Esta es la fase de dejar ir. Consiste en conectar con su «yo más grande» y agradecer el «sacrificio» de todos los «yoes» pasados y sus errores, pues fueron necesarios para el aprendizaje de hoy.
La madurez, desde la perspectiva del Análisis Transaccional, reside en nuestra parte Adulta, que es capaz de afrontar, de hacerse cargo y de aprender, no sin despedidas agradeciendo para llevar la esencia a otra experiencia. Por el contrario, la parte Padre juzgaría (produciendo represión, que no permite el aprendizaje) y la parte Niña se presentaría como una víctima (que tampoco reconoce la propia capacidad de transformación de la realidad).
Para permitir que la vida fluya, un buen duelo abrazando todas las cosas que no nos salieron como queríamos sería suficiente para permitirnos avanzar. Según la película LAS HORAS en palabras de Virginia Woolf:
«Mirar la vida de frente, siempre mirarla a la cara y conocerla por lo que es. Así podrás amarla, y luego guardarla dentro.»
¿A qué Beneficio Secreto Renuncias?
Para cerrar completamente el ciclo, hay que enfrentar una pregunta incómoda pero esencial: ¿A qué beneficios (o comodidad) que me aportaba la repetición del círculo vicioso estoy dispuesta a renunciar?
A menudo, la repetición del error nos aporta, a través de justificaciones, el no tener que mirar la vida con sus imperfecciones, la vida con lo doloroso; o nos aporta una identidad de «víctima». Es necesario identificar esa ganancia secundaria y estar dispuesta a asumir el duelo de asentir al error y a la nueva conciencia realista.
Las Cuatro Opciones al Enfrentar la Molestia (Responsabilidad vs. Culpa)
Cuando algo nos molesta o incomoda, o nos quita la paz (como una gotera en casa que requiere mirar el tejado), se abren cuatro posibles respuestas, solo una de las cuales es constructiva y reemplaza la culpa por responsabilidad:
| Opción | Actitud | Consecuencia |
| a) No Querer Mirar el Error | Negación por sentir que nos supera o por culpabilización excesiva. | Se posterga el aprendizaje. La repetición se mantiene. |
| b) “No pasa nada, me da igual” | Tolerancia por exclusión, dejando el daño fuera de la conciencia o minimizándolo. | El daño irá a más, degenerará y resentirán las estructuras. |
| c) “Es inadmisible, no tiene arreglo” | Culpabilidad inmanejable y perfeccionismo. Juzgar hacia adentro o hacia afuera. | Impide la reparación. Genera juicios injustos («soy inútil») que no permiten responder. |
| d) “Tiene algún arreglo razonable” (Tolerancia por Inclusión) | Responsabilidad (centrarse en la Capacidad de Responder y en la reparación. | Es la verdadera tolerancia. Permite el perdón, la paz y el crecimiento. |
Renunciar a Juzgar para Aceptar la Enseñanza
Aunque requiere un grado de honestidad que no siempre nos gusta encarar, reconocerse en el punto en el que estamos del camino, sin juicios, es clave para avanzar a paso seguro, firme y sincero.
Para terminar, te invito a este regalo de conciencia:
“Renuncio a juzgar y a victimizarme. Me hago cargo de la enseñanza que me trae este error. Acepto la lección del error con humildad y dignidad; no pone en cuestión mi valía. Soy digna de aprecio por tener errores y afrontarlos. Me valoro, me acepto y me amo profundamente aunque no sea perfecta. Agradezco los errores como camino de aprendizaje. Ya que no se puede aprender sin errores: que al costo que conllevaron, obren un beneficio al menos en una conciencia más comprensiva.”
