Psicologia en el Bierzo: cómo la gestión emocional ayuda frente a la depresión

En los últimos años, la salud mental se ha convertido en un tema de interés creciente tanto a nivel mundial como en el Bierzo. Las cifras de casos de depresión y otros trastornos del estado de ánimo han aumentado considerablemente, sobre todo desde la pandemia. En este contexto, la gestión emocional emerge como una herramienta fundamental para prevenir, abordar y superar estos trastornos afectivos. Si te interesa el problema de la depresión en El Bierzo, este artículo aborda la importancia de la inteligencia emocional y cómo la gestión emocional puede convertirse en una respuesta eficaz a esta problemática que ha ido en aumento.

Datos de depresión en el Bierzo

Entre el 5% y el 10% de la población experimenta episodios depresivos, muchos de ellos recurrentes. Solo el Hospital El Bierzo atiende anualmente a unas 9.000 personas por problemas de salud mental, lo que representa cerca del 10 % de la población total del área, es decir, uno de cada diez pacientes.

Desde la pandemia, se ha observado en el Bierzo un incremento significativo en casos de ansiedad y depresión, afectando tanto a personas adultas como a menores. Entre los factores que explican este repunte, destacan la precariedad laboral, la inestabilidad económica y social, y la falta de recursos específicos, por ello la psicologia en el Bierzo es algo a destacar.

Además, la depresión y otros trastornos mentales como Trastornos de personalidad, son la primera causa de suicidio. En 2024 en tan solo los primeros ocho meses, se contabilizaron 54 intentos y 4 suicidios consumados. Durante el año 2023, se registraron 70 ingresos hospitalarios por riesgo autolítico.

A pesar de que actualmente contamos con un Hospital de Día para Pacientes con Trastornos Mentales, para una población de 130.000 personas se cuenta únicamente con 6 psicólogos clínicos y 10 psiquiatras, una ratio inferior a la media nacional.

Gestión emocional: un recurso poderoso frente a la depresión

En el contexto actual de la Psicología en el Bierzo, la gestión emocional se presenta como una herramienta clave para reducir el impacto de la depresión. Diversos estudios psicológicos demuestran que las estrategias emocionales adaptativas pueden prevenir, aliviar y evitar recaídas en los trastornos del estado de ánimo.

Por ejemplo, un meta-análisis de Hu et al. (2014), que revisó 48 estudios con datos de más de 21.000 personas, reveló que la revaluación cognitiva se asocia con mayor bienestar y menores niveles de depresión. En cambio, estrategias como la supresión emocional tienden a relacionarse con mayores niveles de malestar psicológico.

Del mismo modo, Visted et al. (2018) encontraron en una revisión sistemática que las personas con depresión recurren con más frecuencia a estrategias disfuncionales como la rumiación, la evitación o la represión emocional, en lugar de herramientas más funcionales como la aceptación o la resolución de problemas. Esta tendencia se observa tanto durante los episodios depresivos como en los períodos de remisión, lo que incrementa el riesgo de recaídas.

A pesar de los mensajes culturales como “no llores”, “haz como si nada” o “lo que tienes que hacer es distraerte”, la evidencia científica indica que evitar o reprimir las emociones puede ser contraproducente. No se trata de racionalizar en exceso, sino de ir al fondo de la emoción, reconocerla, abrazarla y darle su lugar desde una aceptación consciente.

Una herramienta terapéutica eficaz en este proceso es el Mindfulness o Atención Plena, que ha demostrado ser especialmente útil para prevenir recaídas en la depresión. Su práctica facilita la observación de pensamientos y emociones sin juicio, lo que reduce su impacto emocional y favorece una relación más sana con nuestro mundo interno.

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Qué es y qué no es la gestión emocional

Las emociones cumplen una función adaptativa fundamental en nuestra evolución. Son las que movilizan diferentes energías psicofísicas en el cuerpo para la acción. De hecho, la palabra emoción proviene del latín emovere, compuesta por ex (hacia fuera) y movere (mover), lo que indica un “movimiento hacia fuera” o “sacudida”. Reprimir las emociones va contra nuestra naturaleza psicofísica y puede desembocar en somatizaciones o síntomas físicos.

Cuando hablamos de gestión emocional, no nos referimos a controlar o forzar lo que sentimos. Al contrario, gestionar las emociones implica reconocerlas, comprenderlas y expresarlas de forma saludable. Es un proceso que requiere autoconocimiento, autocompasión y el desarrollo de habilidades emocionales específicas.

Lo que NO es gestión emocional:

  • Reprimir lo que sentimos.
  • Ignorar o minimizar nuestras emociones.
  • Sobreracionalizar las experiencias emocionales.

Lo que es gestión emocional:

  • Reconocer y nombrar nuestras emociones.
  • Aceptarlas y permitirnos sentirlas.
  • Comprender su mensaje.
  • Expresarlas de forma constructiva.

Emociones Vs Sentimientos: una diferencia crucial

Las emociones son reacciones automáticas a estímulos externos o internos, con un componente fisiológico importante. Se manifiestan en el cuerpo como oleadas de energía en movimiento que preparan para la acción. Son momentáneas y tienden a liberarse hacia el exterior, aunque a veces pueden introyectarse o reprimirse mediante tensión corporal.

En otras palabras, las emociones nos mueven, nos activan ante situaciones concretas, muchas veces desde una motivación inconsciente y situacional. Cuando esa energía emocional queda bloqueada en el cuerpo, hablamos de un conflicto emocional que, si no resolvemos conscientemente, el cuerpo resolverá a su manera, con posibles consecuencias físicas o psíquicas.

Por su parte, los sentimientos son afectos más duraderos, generalmente más conscientes y subjetivos, influenciados por nuestras experiencias, pensamientos y creencias. Suelen integrar una serie de emociones con una motivación más constante y sostenida en el tiempo.

La palabra sentimiento proviene del latín sentimentum, derivado del verbo sentire, que significa “percibir”, “sentir” o “tener conciencia de”. Es decir, un sentimiento es una percepción consciente y global de lo que se siente respecto a algo. En psicología, hace referencia a la capacidad de inferir, a partir del flujo emocional, una experiencia afectiva más estable.

Ejemplo: podemos sentir emociones cambiantes hacia una persona —alegría, enfado, tristeza—, pero al analizarlas en conjunto reconocemos un sentimiento más estable como el amor, el apego o la admiración.

Metafóricamente, las emociones serían el oleaje en la superficie del mar, mientras que los sentimientos representarían las corrientes profundas que lo sostienen. Conocer nuestras emociones es esencial, pero comprender nuestros sentimientos nos orienta con más claridad hacia lo que realmente nos importa.

Puedes encontrar más información en el siguiente vídeo.

Reconocimiento emocional: habilidades de Atención Emocional

La aplicación de la Atención Plena es diferente en el caso de los pensamientos que en el de las emociones. A diferencia de los pensamientos —que son efímeros y abstractos—, las emociones son hechos corpóreos: se manifiestan como energía que busca una vía de expresión. Si no se les permite fluir, se bloquean en el cuerpo.

Éste es el fundamento de la Terapia TRE (Tension and Trauma Release Exercices);el estrés y el trauma se almacenan en la memoria miofascial, conteniéndolo en forma de patrones de tensión muscular, es decir, a través de la contracción de fibras musculares y de la fascia del cuerpo. A través de ejercicios simples, la terapia TRE activa un mecanismo natural de temblor neurogénico que ayuda al cuerpo a liberar estas tensiones y a recuperar su equilibrio.

El primer paso en la gestión emocional es pues volver la atención sobre el propio cuerpo e incluiría escucharnos y detectar en nuestro interior las reacciones físicas, movimientos, activaciones, tensiones, etc, y tratar de poner nombre a las emociones: Identificar si sentimos tristeza, rabia, ansiedad o alegría ayuda a reducir su intensidad. Estudios en neurociencia muestran que nombrar la emoción activa la corteza prefrontal, reduciendo la reactividad emocional.

Las habilidades de atención emocional se cultivan por entrenamiento en la observación de nuestras emociones, atendiendo especialmente a las señales en el cuerpo. Se trata de seguir su manifestación interna y cómo su energía se desplaza a través del organismo, transformándose de instante en instante. Al prestar atención al cuerpo, podemos rastrear el eco de cada emoción en su recorrido interno, desde su aparición hasta su disolución.

Observa cómo cada emoción es, en esencia, un fenómeno transitorio: aparece, se hace presente con su carga particular, y si la acoges con aceptación, sin oponer resistencia, acaba cumpliendo su función y se disuelve, dejando espacio para que emerja una nueva emoción. Así, podemos comprender nuestras emociones como un flujo continuo y cambiante, en el que ninguna permanece fija, y todas, si son escuchadas, contribuyen a nuestro equilibrio interior.

Aceptación de la emoción

El proceso anteriormente descrito requiere una actitud abierta y receptiva ante el flujo emocional. Sin embargo, aceptar no es resignarse: es dejar de luchar contra lo que sentimos. Desde esa aceptación, podemos acoger la experiencia emocional y darle su justo lugar.

Para facilitar el tránsito natural de las emociones, es fundamental permitirlas, reconocerlas y vivirlas sin que nos posean. Igual que no dejas que una curva en el camino te desestabilice, sino que la acompañas, cada emoción es solo un hito más del trayecto, una señal de lo que estamos atravesando. En este sentido, todas las emociones son válidas, ya que forman parte del proceso de adaptación a las circunstancias de la vida. Validarlas por nosotras/os mismas/os es un paso crucial para no depender de otras personas para sentirnos comprendidos o valorados emocionalmente.

En lugar de evitar los llamados focos calientes de nuestras vivencias, se trata de darles espacio, trabajarlos interiormente y expresarlos de forma creativa, por ejemplo, escribiendo en un diario, dibujando o componiendo música.

Podemos resumirlo en una especie de ley emocional:

“Emoción evitada, emoción incrementada.”

Así lo expone Gonzalo Hervás, en su Programa de entrenamiento en procesamiento emocional óptimo, donde define diversas Leyes Emocionales. Una de las más destacadas es la Ley de la infusión emocional, que advierte sobre el sesgo del pensamiento emocional:

Un estado emocional activo durante cierto tiempo (30-45 minutos) comienza a sesgar todos los pensamientos, interpretaciones y recuerdos en esa dirección.

Por eso es especialmente importante atender nuestras emociones antes de que distorsionen nuestra percepción cognitiva. Si ya ha ocurrido, resulta útil aplicar la técnica de defusión cognitiva, que nos ayuda a tomar distancia de los pensamientos automáticos sin intentar cambiarlos ni eliminarlos, visualizándolos como nubes que pasan.

Comprensión emocional: Habilidades de claridad emocional

En una cultura tradicionalmente beligerante con las emociones, marcada por la desconfianza hacia la naturaleza propia y ajena —que se cree necesario reprimir o corregir—, es común que descarguemos nuestras emociones automáticamente sobre otras personas, sin conciencia.

Sin embargo, que nuestras emociones sean válidas no significa que otra persona sea responsable de provocarlas. Muy al contrario: las emociones nos hablan de nosotros mismos, de cómo interpretamos lo que vivimos y de lo que necesitamos aprender en medio de esas vicisitudes comunes a todos los seres humanos.

Al observar tus patrones emocionales —emociones primarias, emociones secundarias, antecedentes, consecuencias y respuestas conductuales—, accedes a información clave para tu autoconciencia y soberanía emocional. Es decir, puedes llegar a ser más libre al comprender tus motivaciones más profundas y las fuerzas inconscientes que te mueven.

Cuando amparamos la emoción tal y como es, y nos preguntamos con honestidad de dónde viene, cómo se conecta con otros elementos y qué mensaje trae, podemos calmar esa parte vulnerable que solo necesita ser vista. Así, la emoción se convierte en guía para comprendernos a nosotros mismos y a la experiencia que estamos atravesando.

En lugar de reaccionar de forma impulsiva, podemos usar esa energía emocional para conectar con nosotros mismos, autoindagarnos y descubrir valores más profundos, motivaciones esenciales, partes nuestras que estaban esperando ser integradas.

Por ejemplo, muchas personas que han atravesado una depresión descubren, a través de su proceso de sanación, una nueva forma de vivir más conectada consigo mismas y con los demás. Este fenómeno, conocido como crecimiento postraumático, demuestra que incluso las experiencias más dolorosas pueden transformarse en oportunidades de aprendizaje profundo y evolución personal.

El camino hacia una salud integral en El Bierzo

La Psicología en el Bierzo puede responder a la crisis de salud mental que vivimos. No se resolverá solo con más recursos materiales, aunque estos sean necesarios. También se requiere una revolución cultural que coloque la inteligencia emocional en el centro de la educación, la sanidad y la vida comunitaria.

Se han dado pasos importantes, como la apertura del Hospital de Día o las marchas solidarias en Ponferrada que visibilizan la importancia de cuidar la salud mental. Pero es necesario ir más allá.

Es urgente implementar programas de alfabetización emocional en escuelas, centros de salud, empresas y espacios vecinales. Fomentar talleres de mindfulness, entrenar a los profesionales de la salud en regulación emocional, e integrar prácticas somáticas y terapias basadas en la evidencia puede marcar una diferencia real.

Porque, al fin y al cabo, no se integra una emoción con lógica, sino con presencia, reconocimiento y compasión. Es a través de vivir el tránsito emocional que el cuerpo libera sus angustias, se transforma y madura.

Psicología Vital está trabajando en el diseño de un Taller sobre este tema recabando información a través de la siguiente encuesta para tener en cuenta tu opinión.

 

El ser humano es una casa de huéspedes.
Cada mañana un nuevo recién llegado.
Una alegría, una tristeza, una maldad.
Cierta consciencia momentánea llega
Como un visitante inesperado.
¡Dales la bienvenida y recíbelos a todos!
Incluso si fueran una muchedumbre de lamentos,
Que vacían tu casa con violencia,
Aún así, trata a cada huésped con honor.
Puede estar creándote el espacio
Para un nuevo deleite.
Al pensamiento oscuro, a la vergüenza, a la malicia,
Recíbelos en la puerta riendo
E invítalos a entrar
Sé agradecido con quien quiera que venga
Porque cada uno ha sido enviado
Como una guía del más allá.

RUMI

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Marga Camba

Margarita Camba Fontevedra, es una polifacética psicóloga colegiada con el nº CL 03920 que desde un pequeño pueblo del Bierzo en el que vive, acude a domicilios de toda la comarca y adyacentes, atendiendo a personas de todas las edades con diferentes problemas.

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